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Casablanca

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Todo empezó el 11 de diciembre de 1.941 cuatro días después del famoso ataque japonés a Pearl Harbor. El productor Hal Wallis recibió la sinopsis de una obra de teatro que se llamaba Everybody comes to Rick´s, en la que estaban los rasgos esenciales de lo que muy poco después ya se llamaba Casablanca.

Después de considerar que Ronald Reagan o George Raft interpretasen a Rick, finalmente Wallis decidió que Rick fuese para Bogart (a pesar de que nadie parecía convencido de que el “ex gangster” pudiera hacerlo). Cuando los Estados Unidos entraron en la Segunda Guerra Mundial, Humphrey Bogart tenía 42 años. Siendo demasiado mayor para enrolarse en el ejército, decidió quedarse en Hollywood haciendo películas antifascistas. La chica acabó con el rostro más angelical que jamás ha visto el mundo del cine, el de la joven actriz sueca Ingrid Bergman (que fue la tercera opción tras Hedy Lamar y Ann Sheridan), de 27 años y recién llegada a Hollywood. El oficial francés lo haría en actor inglés Claude Rains y el héroe de la resistencia sería Paul Henreid. Los actores Peter Lorre, Conrard Veidt y Sydney Greenstreet participaron con pequeños papeles y Dooley Wilson dio vida al pianista Sam.

Casablanca fue una película con numerosos problemas durante su rodaje. A punto de empezar contaban con un buen director, Michael Curtiz (que llegó al puesto casi por azar), los actores adecuados, los decorados preparados y los rasgos generales de la historia, pero no tenían guión, ni final. De este modo se llegó a una situación insólita y sorprendente (tanto que estuvo a punto de ver interrumpido su rodaje) el guión debía ser escrito a diario, los gemelos Epstein y Howard Koch escribían las frases del diálogo el mismo día que se rodaba. Hubo momentos inolvidables durante el rodaje, como la escena en la que Víctor Laszlo dirige a la orquesta del cabaret para cantar La Marsellesa. Muchos de los actores del reparto y de los extras que llenaban el local de Rick eran refugiados europeos que sintieron la canción como algo propio y acabaron llorando de emoción.

El 17 de julio de 1.942 comenzó el rodaje de la última secuencia, la del aeropuerto, una escena mítica que iba a convertirse en referencia para generaciones futuras. Pero en ese momento nadie sabía cuál iba a ser el final de la película. La hermosa Ilsa no sabía con quién se iba a quedar al final. Louis, el oficial francés se refugiaba en su cinismo para sacar adelante un personaje que nadie tenía claro si era bueno o malo. Y Rick sufría en silencio, recordando París y escuchando a Sam el pianista. Algunas de las frases más famosas de la película como “siempre tendremos París. No lo teníamos, lo habíamos perdido hasta que viniste a Casablanca, pero lo recuperamos anoche” o “presiento que este es el inicio de una hermosa amistad”, se improvisaron en el mismo plató. Casablanca dispuso de dos finales y de dos títulos alternativos hasta la elección definitiva de ambos. Y, sin embargo, esta historia melodramática de propaganda antinazi cautivaría de inmediato el gusto del público y se convertiría, a través de los tiempos, en el símbolo del romanticismo amoroso y de la resistencia contra los totalitarismos.

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Una de las últimas escenas de Casablanca, en el aeropuerto.

Con un tono más contenido que otros títulos de mayor envergadura cinematográfica y de más profundo calado, como El gran dictador (The great dictator, de Charles Chaplin, 1.940) o Ser o no ser (To be or not to be, de Ernest Lubitsch, 1.942), feroces sátiras contra el nazismo, Casablanca llama a la unidad de todos los demócratas contra el avance del fascismo al tiempo que contempla, una vez más, a Estados Unidos como la patria de la libertad.

Desde su primer pase el día de Acción de Gracias de 1.942, se vio que aquella iba a ser una película especial y fue recibida entusiastamente por la crítica tras su estreno en Nueva York en noviembre de 1.942. Finalmente Casablanca se estrenó al público el 14 de enero de 1.943, poco después de que la Conferencia de Casablanca marcara la ruptura de Washington con Vichy y el acercamiento de Roosevelt hacia el general Charles de Gaulle, y de que el desembarco de Dwight Eisenhower en el norte de África (noviembre de 1.942) colocara al puerto de Casablanca en los titulares de la prensa. Aquello fue un prodigio de oportunidad. Estados Unidos, como el capitán Renault, optaba finalmente por la Francia libre. El desembarco en Europa, año y medio más tarde, se perfilaba en el horizonte.

Casi año y medio después de su estreno, el 6 de febrero de 1.944 se anunciaban las candidaturas a los Premios de la Academia de 1.943. La productora, la Warner Brothers Pictures Inc., consideraba que Casablanca ya estaba pasada de moda y optó por apostarse en su campaña por Vigilancia en el rin (Watch on the rhine, de Herman Shumlir y Hal Mohr, 1.943). Finalmente Casablanca arrancó en la carrera hacia el Oscar con 8 candidaturas, el de la mejor película, dirección, guión adaptado, actor (Humphrey Bogart), actor de reparto (Claude Rains), fotografía en blanco y negro, montaje y banda sonora de comedia o drama. En la ceremonia que se celebró el 2 de marzo de aquel mismo año Casablanca se alzó con tres oscars, el Oscar a la mejor película, a la mejor dirección y al mejor guión (Vigilancia en el rin optó a cuatro estatuillas y su protagonista Paul Lukas ganó el Oscar al mejor actor, esta interpretación proporcionó a Lukas todos los premios del año, además del Oscar, el de la Junta Nacional de Críticos, el de los Críticos de Nueva York y el Globo de Oro).

En 1.998 el American Film Institute (AFI) realizó una encuesta entre 1.500 relevantes nombres de la industria para que escogiesen las cien mejores películas americanas de todos los tiempos. Entre cuatrocientos films candidatos, quedó una lista con cien títulos. En dicha votación Casablanca quedó en segundo lugar. Ciudadano Kane (Citizen Kane, de Orson Welles, 1.941) fue la película más votada, la mejor de todos los tiempos.

Las familias de Humphrey Bogart e Ingrid Bergman se reunieron el 11 de agosto de 2.003 en Nueva York para celebrar el 60º aniversario de Casablanca. La copia que vieron los Bogart y los Bergman tenía un brillo especial, esta se trataba de una nueva copia de 35 milímetros extraída directamente del nitrato original y de la banda sonora guardados en los archivos de la Warner. La productora también distribuyó una edición especial de Casablanca en DVD, con cuatro horas de material adicional, incluyendo tomas falsas y escenas que los montadores decidieron descartar (ahora ya está a la venta la edición 70º aniversario en Blu-Ray que contiene 3 discos con interesantes extras y un libreto, una nueva versión de Casablanca que consigue una imagen más rica y dinámica).

Han pasado 71 años desde que se filmó en 1.942 y se proyectó como preestreno en Nueva York en otoño de ese año. El presidente Franklin Roosevelt la vio en la Casa Blanca el 31 de diciembre del 42. El público estadounidense la descubrió a principios de 1.943. La viuda de Bogart, Lauren Bacall, y su hijo, Stephen Bogart, y las hijas de Ingrid Bergman, Pia Lindstrom, e Isabella e Isotta Rossellini, asistieron al Lincoln Center para la proyección restaurada de la película y despejaron la cuestión final de la leyenda inagotable de Casablanca, “¿hubo algo entre nuestro padre y vuestra madre?”. No, la química entre Bogart y Bergman fue un milagro del celuloide, uno más en una película mítica surgida de un cúmulo de casualidades y decisiones de última hora. “Mi madre no tenía una buena relación con tu padre”, le confesó Pia Lindstrom a Stephen Bogart. “Nunca llegaron a ser amigos”, comentó Issabella Rossellini. “Había química en la pantalla, pero no en la realidad”, dijo Lauren Bacall.

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Stephen Bogart y Pia Lindstrom el 11 de agosto de 2.003 en Nueva York.

La película alcanzaría finalmente tal fama que sus referencias iconográficas se encontrarán dispersas por doquier en la cultura audiovisual del siglo XX.

Sinopsis

Un club nocturno en una ciudad peligrosa y ambigua, un americano sin patria y con un pasado turbio, un oficial francés amoral, el heroico líder de la resistencia y naturalmente la chica desgarrada entre dos hombres a los que ama de forma diferente.

Mientras en Europa la Segunda Guerra Mundial está en todo su apogeo los refugiados, que huyen del nazismo alemán, emprenden infinitas rutas con destino a Lisboa, vía Casablanca, a través del Mediterráneo para viajar a América.

Una vez en la Casablanca del Marruecos francés de 1.942, en la que todo el mundo intentará conseguir un visado que los lleve a Lisboa, y de allí al soñado paraíso de la libertad, América, es visita obligada el Café de Rick. En Rick´s se reúne todo Casablanca. Allí reside Rick, un americano cínico, solitario, duro y aventurero, con un pasado dudoso, que ha decidido pasar sus últimos días en Casablanca, en su café y junto a Sam, su amigo pianista negro.

En una noche, la tranquila vida de Rick se verá alterada. Ugarte, un hombre que vende permisos para salir de Casablanca, le pide que le guarde unos salvoconductos que robó a uno correos alemanes, a los que mató. Los salvoconductos son el pasaporte abierto para cualquiera, y cuestan millones. Ugarte será detenido esa misma noche, en el bar de Rick, y después será asesinado. Antes de que Rick pueda salir de su sorpresa, cuando va a reprocharle a Sam que esté interpretando El tiempo pasará, se encuentra con la mirada de Ilsa, sentada en silencio al lado del piano de Sam.

Todo ocurre en un par de días. Ilsa no ha llegado sola a Casablanca, está acompañada de su marido, el checo Víctor Laszlo, líder de la resistencia, con el que está de paso en Casablanca, con rumbo a América. Rick posee los salvoconductos que pueden dar la libertad a Laszlo, pero el amor que siente por Ilsa le impide ser generoso.

En esta lucha por la libertad y el amor Ilsa le pedirá  Rick, a quién aún ama, que sea él quien decida por los dos. Rick, en un acto magnánime y heroico, arriesga su cuello por la mujer que ama y el hombre que admira, a los que ve partir en el aeropuerto camino a Lisboa. Él, como apresado en su triste destino, se queda en Casablanca, en compañía del capitán Louis Renault, que protege a Rick de ser arrestado tras asesinar al Major alemán Heinrich Strasser.

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Bogart

Humphrey Bogart, el “chico duro” de la Warner, nació en Nueva York el 25 de diciembre de 1.899. Siempre tuvo carácter rebelde e inconformista. Abandonó los estudios para alistarse en la marina, donde sufrió un accidente que le dejó paralizado parte del labio superior. Debutó en el cine en 1.930, tras una oscura carrera teatral. Se pasó una década completa interpretando múltiples papeles secundarios (generalmente, por su cara de rudo, estaba en el bando de los villanos, los que morían final, y a veces al principio, de la película), hasta elaborar un “tipo” de actor duro. Destacó como intérprete de tipos aventureros, en los que la dureza viril, el hábito del peligro y la figura inquietante se mezclan con la ternura, el gesto romántico y, a menudo, un distanciamiento irónico respecto a los convencionalismos sociales. Se convirtió en hombre clave de Hollywood, especializado en filmes policíacos y de aventuras.

En su filmografía destacan títulos como El halcón maltés (The maltese falcon, de John Huston, 1.941), Tener y no tener (To have and have not, de Howard Hawks, 1.945), El tesoro de Sierra Madre (The treasure of the Sierra Madre, de John Huston, 1.948), La reina de África (The African Queen, de John Huston, 1.951) por cuya interpretación obtuvo el Oscar al mejor actor, y Sabrina (de Billy Wilder, 1.954), entre otras muchas, también notables interpretaciones.

Bogart contrajo matrimonio en cuatro ocasiones, con Helen Menken, Mary Phillips, Mayo Methot y, la definitiva, la joven Lauren Bacall, de cuya unión nacieron Stephen Humphrey y Leslie Howard. Murió en Hollywood el 4 de enero de 1.957, víctima de un cáncer de garganta. 40 años después de su muerte, a finales del siglo XX, la revista cinematográfica Entertaiment Weakly elaboró una lista con las 100 estrellas más grandes de todos los tiempos y Humphrey Bogart ocupó el primer puesto.

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Humphrey Bogart en Casablanca y con Claire Trevor, en 1.952, felicitándole cariñosamente por su Oscar.

Bergman

Ingrid Bergman nació en Estocolmo el 29 de agosto de 1.915. Tras sus inicios teatrales en su Suecia natal (formada en la célebre Real Escuela de Arte Dramático de Estocolmo) debutó en el cine a los 17 años, trabajando en Suecia, Alemania, Estados Unidos, Reino Unido e Italia. Dominaba cuatro idiomas y tocaba el piano a la perfección. En 1.944 Ingrid Bergman (que había llegado a Hollywood, de la mano del productor David O´Selznick, en 1.938 con su marido Peter Lindstrom y su hija Pia) era una de las favoritas al Oscar a la mejor actriz por sus interpretaciones de María en ¿Por quién doblan las campanas? (For whom the bell tolls?, de Sam Wood, 1.943) y de Ilsa en Casablanca, pero sólo consiguió candidatura por la primera. Bergman obtuvo su primer Oscar al año siguiente por Luz que agoniza (Gaslight, de George Cukor, 1.944) y volvería a repetir galardón por Anastasia (de Anatole Litvak, 1.956) y, como actriz de reparto, por Asesinato en el Orient Express (Murder on the Orient Express, de Sidney Lumet, 1.974).

Particularmente fructíferas fueron sus colaboraciones con Alfred Hitchcock en Recuerda (Spellbound, 1.945), Encadenados (Notorius, 1.946) o Atormentada (Under capricorn, 1.949). A las órdenes de su segundo marido, el director italiano Roberto Rossellini, rodó seis largometrajes de los que destacan Stromboli (Stromboli, terra di Dio, 1.949), Europa 1.951 (Europa´51, 1.951) y Te querré siempre (Viaggio in Italia, 1.953). Separada de Rossellini realizó notables actuaciones en Elena y los hombres (Eléne et les hommes, de Jean Renoir, 1.956), Indiscreta (Indiscreet, de Stanley Donen, 1.958), Flor de cactus (Cactus flower, de Gene Saks, 1.969) y Sonata de otoño (Herbstsonata, de Ingmar Bergman, 1.978).

Cuando en 1.950 se enamoró de Roberto Rossellini y dejó a su familia, el escándalo originado casi acaba con su carrera. De su matrimonio con Rossellini nacieron tres hijos, Roberto, y las mellizas, Isabella e Isotta. Ingrid Bergman impuso un tipo femenino sereno y un estilo interpretativo espontáneo y se convirtió en una de las actrices favoritas del público por su dulzura y talento. Murió en Londres, el mismo día en el que cumplía 67 años.

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En 1.944 Jennifer Jones e Ingrid Bergman competían por el Oscar a la mejor actriz. Cuando Jones fue galardonada por su interpretación en La canción de Bernardette (The song of Bernardette, de Henry King, 1.943), su discurso de agradecimiento contuvo una disculpa pública hacia Bergman (que competía por ¿Por quién doblan las campanas?). Entre bastidores, Bergman replicó “Jennifer, tu Bernardette era mejor que mi María”. En 1.945 Jones no era candidata, pero cuando Bergman ganó, las dos artistas lo celebraron juntas (izquierda). “Tu arte ha ganado nuestro voto y tu amabilidad ha ganado nuestros corazones”, dijo Jones. A la derecha Ingrid Bergman en Casablanca.

El icono

“Siempre tendremos París. No lo teníamos, lo habíamos perdido hasta que viniste a Casablanca, pero lo recuperamos anoche”. “De todos los cafés y locales del mundo aparece en el mío”. “Un día así no se olvida. Los alemanes iban de gris y tu ibas de azul”. “El mundo entero se derrumba y nosotros nos enamoramos”. “Perteneces a Víctor, eres parte de su obra, eres su vida. Si ese avión sale y no estás con él, lo lamentarás. Tal vez no ahora, tal vez ni hoy, ni mañana, pero más tarde toda la vida”. “Louis presiento que este es el comienzo de una hermosa amistad”.

Uno de los motivos que ha hecho que Casablanca haya pasado a la historia es, sin duda, que probablemente sea la película con mayor número de frases memorables de la corta historia del cine. Incluso con “tócala otra vez Sam”, que no sale en la película y que la leyenda decía que fue Bogart el que la dijo en un descanso del rodaje. Fue un invento de Woody Allen.

Nadie mientras se rodaba la película, sabía en cada escena que ocurriría en la siguiente, ni nadie se atrevía a decir quién era quién en aquel barullo de identidades. Era sorprendente lo que dejaba ver Ingrid Bergman cuando sistemáticamente chocaba con la extraña vaguedad en las respuestas de Curtiz. Cuentan que una vez le gritó que necesitaba saber con cuál de sus dos enamorados se quedaba al final. “Con los dos”, contestó Curtiz, aunque él tampoco lo sabía. Tal vez sea de ahí, de esa indefinición de los personajes, de donde proceda la parte esencial de su enorme encanto.

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Humprhey Bogart e Ingrid Bergman en la escena final de Casablanca.

Particularmente, de entre todas las escenas elijo la del momento en el que las miradas de Ilsa y Rick se cruzan por primera vez en la película es uno de los momentos más conmovedores del cine. Los ojos llenos de lágrimas de la bellísima Ilsa miran con tristeza y dolor los de Rick, incrédulos, alegres y resentidos. Quizá el flash back posterior, en el que conocemos el comienzo de la historia de amor entre ambos en París, justo antes de ser tomada por los alemanes, no era necesario. Las miradas y pocas líneas más de diálogo en este presente podrían haber resultado más que suficientes.

Cuando Bogart pregunta a Ilsa que si la historia que le va a contar tiene final feliz y esta responde que no lo sabe, probablemente fuera cierto. Quiero decir, que seguramente nadie supiera como iba a terminar la película, ¿triunfaría el amor? Es curioso que una de las mejores películas de la historia sea una hermosa casualidad, o un cúmulo de varias. El hecho de que se escribiera el guión del final más famoso de la historia en el mismo plató, el mismo día del rodaje, sorprende a propios y extraños. Cuando en la escena final se lleva a cabo todo el desenlace me llama la atención el triángulo que forman Rick, Ilsa y Renault, para mí uno de los más sorprendentes del cine. Me descubro a mí mismo imaginando las discusiones entre los Epstein, contrarias entre sí como las de los buenos hermanos, con Koch. Todos pensando si Renault es bueno o malo, cosa que no está nada clara, si Ilsa se queda con Rick, o parte a Lisboa con Víctor,…

Me apasiona la historia del rodaje de la película. Se me estremece el cuerpo cuando se entona La Marsellesa, cuando canta Sam,… cuando lo hace con As time goes by,… Esta canción, compuesta por Herman Hupfeld, era detestada por el compositor Max Steiner, autor de la banda sonora, y quería que se filmara de nuevo el encuentro entre Rick e Ilsa para que Sam tocara otra melodía al piano, pero ya por aquel entones Bergman había firmado el contrato para ¿Por quién doblan las campanas? Y se había cortado el pelo, por lo que fue imposible cambiar la escena. As time goes by quedó como pieza central de la película.

He visto tanto a Bogart como a Bergman en otras películas y para mí el hecho fundamental por el que Casablanca se ha convertido en una leyenda es Ingrid Bergman. Brilla por sí sola en toda la película. Sufre de amor y hace al espectador el sufrimiento palpable. Sin necesidad de diálogo, muestra todo lo que a Ilsa le pasa por la cabeza a través de su mirada. Bogart también tiene su momento álgido en su primer encuentro con Ilsa, pero es Ingrid Bergman quién mantiene toda la película. El echo es aún más sorprendente cuando nos enteramos que Bogart y Bergman mantenían las distancias y que no llegaron a entablar una amistad.

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Casablanca les hizo famosos en todo el mundo, les convirtió en estrellas en vida y en leyenda después de la muerte.

 
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Posted by on March 16, 2013 in CINEMA

 

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Pensamientos al azar sobre el día de San Valentín de 2013

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“Pensamientos al azar sobre el día de San Valentín de 2004”. Estas son las primeras palabras de ¡Olvídate de mí!. Una de las películas más románticas de la historia del cine y que bien merece una revisión por el día de San Valentín.

A lo largo de la vida recibimos millones de impactos diarios dirigidos a influenciarnos. En muchas ocasiones, somos influidos por la publicidad, por la música, por amigos… cambiamos de bar, colonia o carrera pensando que son decisiones que tomamos de motu proprio, cuando son fruto de la influencia que ejerce a partes iguales la sociedad y los poderes económicos, son pequeñas decisiones sobre la vida que nos obligan a vivir…

De la misma forma, el cine, las películas, más cuando es en la gran pantalla impactan en nosotros de una u otra forma. El cine puede ser consumido como mero entretenimiento o como una opción de escape de la vida que llevamos. Vivir así, por una breve tarde, otra vida que nos hace creer que estamos más lejos de nuestros problemas.

Es cierto que depende de cómo te enfrentes a una película y de cuáles sean tus preocupaciones, inquietudes y aspiraciones las que pueden hacer que nos metamos o no de lleno en la trama… pero cuando nos ponen delante una obra como ¡Olvídate de mí!, Eternal sunshine of the spotless mind en su título original, es difícil no darse cuenta que es una obra de arte exquisita. Lo que vulgarmente es una FMP (fucking master piece).

No es habitual toparse con una obra maestra del cine. Parece que todo está ya inventado y que para hablar de clásicos y de obras maestras, tenemos que hablar de Viaje a la luna, de Méliès, Chaplin, Casablanca, Hitchcock, El padrino, Buñuel, El apartamento, Sydney Pollack…

La mayoría de las películas reducen el amor al sentimiento de las tarjetas de felicitación. Eternal sunshine of the spotless mind lo trata como tema para una extensa investigación filosófica. La película es cerebral, formal y conceptualmente compleja, densa de alusiones literarias y tan descaradamente romántica como cualquier película que jamás haya visto.

En el caso que nos ocupa, debemos remontarnos a Septiembre de 2004, cuando los astros se alinearon por última vez… porque desde que se apagaron las luces de un pequeño cine del centro… yo me convertí en fan de Joel Barish.

Y ¿quién es Joel Barish?

Joel Barish es Jim Carrey. Más bien, el personaje protagonista al que daba vida en ¡Olvídate de mí! (Eternal sunshine of the spotless mind), de Michael Gondri (EE.UU., 2004), que produjo y distribuyó FOCUS Features.

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el personaje

No se puede decir que Joel sea por sí mismo un personaje con carisma… No es Espartaco, Leonor de Aquitania, Juana la loca, Mary Poppins, el Doctor Zhivago, Lawrence de Arabia, Ilsa Lazlo, Vito Corleone, Hubbell Gardiner, Manolito Gafotas, o el capitán Jack Sparrow, pero la forma en la que Joel Barish nos es presentado, lo que nos cuenta, cómo lo cuenta, y el ambiente creado por todo el equipo de la película (de la dirección a la música pasando por el uso de la cámara, los decorados, la iluminación…) hacen que Joel nos termine fascinando… y todo empieza con él despertándose la mañana del 13 de Febrero de 2004.

Pensamientos al azar sobre el día de San Valentín de 2004”, son sus primeras palabras en un día de trabajo normal. Pero en esta especial mañana Joel decide no ir a trabajar y coger el tren hasta Montauk. “No sé por que”, dice Joel, “No soy una persona impulsiva”. Supone que tan solo es porque se despertó deprimido…

Desde la playa de Montauk, Joel escribe la primera entrada en dos años en su diario. Su pensamiento principal es “conocer a otra mujer”. A otra mujer bien para olvidar a la anterior, bien para demostrarse a sí mismo que pese a lo agradable de la relación, lo agradable no es bueno ni suficiente. Conocer a otra mujer porque, si hay algo cierto, es que pese a que vivimos la vida que nos ha tocado vivir, la vida esta para vivirla, para ser feliz y la felicidad es para compartirla. Si no, no es felicidad.

Es esa playa Joel ve por primera vez a Clementine, pero él tiene esa incapacidad patológica que tenemos muchos, para establecer contacto ocular con una mujer a la que no conocemos…

Joel quiere compartir su vida con alguien. Quiere enamorarse. Quiere que se enamoren de él. Lo cierto es que el amor llega cuando menos te lo esperas, y nadie se enamora cuando quiere enamorarse, sino cuando lo hace, y punto. Aún así, Joel fantasea por breves momentos con cada una de las mujeres que ve y le prestan la más mínima atención…

Obviamente, no es Joel, sino Clementine, la que hace los primeros acercamientos en el tren, de vuelta de Montauk. Tiene el pelo azul, una sudadera naranja, vaqueros, zapatillas… Es extrovertida, directa… Para ser sinceros parece un poco loca, pone en aprietos a Joel. El se siente incómodo, pero no puede evitar sentirse atraído por ella… Ya que el día empezó siendo extraordinario… él simplemente… se deja llevar. Se ofrece para llevarla a casa desde la estación, accede a subir a casa, hablan, toman algo… Al irse Clem le grita desde la ventana “deséame mañana un feliz San Valentín, estaría bien”.

A la noche siguiente viven su “luna de miel” sobre el hielo helado del Río Charles.

Por lo que hemos podido ver, Joel es el prototipo de soltero tímido, serio, sensible… En otras palabras, muy normal pero con escasa autoestima, incapaz de entrar a una mujer y hablarle, incapaz de leer incluso si las señales son favorables…

Pese a la falta de carisma, Joel es un buen hombre. También es divertido cuando se encuentra a gusto. Curiosamente cuando saca esta faceta (en la que estamos más habituados a ver a Jim Carrey) Clem no le presta la menor atención. He leído más de una vez que Carrey y Winslet se intercambiaron las personalidades en esta película, siendo el papel de Clementine semejante a El show de Truman o Man in the moon, pero aquí Carrey interpreta de forma magistral el papel de persona normal, sin ninguno de los recursos en los que estamos habituados a verle.

la trama

 

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Es en realidad tras la escena en el lago helado cuando empieza la trama…

Joel ha descubierto que su novia de los dos últimos años (Clem) ha hecho que la borren todos los recuerdos de la tormentosa relación. En pleno acto de desesperación y despecho Joel contacta con el Dr. Howard Mierzwiak (Tom Wilkinson) para que borre a Clementine de su memoria.

Mierzwiak es un científico loco (Wilkinson) que ha desarrollado una tecnología que puede borrar recuerdos seleccionados de la memoria.

Al comenzar el proceso de borrado, acompañado por un montaje prodigioso, vivimos como Joel recuerda sus recuerdos y va viendo como son borrados sin él poder evitarlo. Primero al llegar a casa esa misma tarde, luego antes en Lacuna… pasamos por el momento en el que se entera (en casa de unos amigos) que Clem le ha borrado de su memoria…

El problema que Joel no esperaba es que cuando los últimos recuerdos de la relación, las peleas y las discusiones le han sido borrados empieza a revivir el amor por Clementine y desde lo más profundo de su cerebro… intentará parar el proceso. Quiere conservar los recuerdos en los que tan sólo era feliz.

Quiere anularlo y empieza a huir, quiere despertarse… Clem interactúa con el, le acompaña, le da ideas, que a Joel le llegan a través de Clementine, pero que no dejan de ser las propias ideas de su subconsciente para intentar pararlo todo, engañar a la máquina, despistar al buscador…

Viaja a los recuerdos en los que no está Clementine. Intenta esconderse, salvarse… viaja a su infancia… pero Howard Mierzwiak es alertado por sus empleados  y acude a casa de Joel, para redireccionar el proceso y seguir borrando a Clementine…

Asistiremos poco después al verdadero primer encuentro entre los dos. En esta secuencia, la mejor de toda la película y, por extensión, una de las más bellas de las últimas décadas, Joel le habla a Clem como si narrase ese encuentro. Dice que se fue, que no se quedó con ella en la casa abandonada (huyó porque pensó que podría estar chiflada, aunque reconoce que eso le atraía). Estaba asustado. “Dijiste ‘pues vete’, no ‘quédate’”, le reprocha Joel. A lo que Clem contesta “Joely ¿y si te quedas esta vez?”. Somos testigos del último beso. Todo se ha borrado ya.

Clementine

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Kate Winslet obtuvo la que fue su cuarta candidatura al Oscar y su interpretación de Clementine Kruczynski está en el nº81 en la lista de las 100 mejores interpretaciones de todos los tiempos de la revista Premiere (2006).

Cuatro colores de pelo para cuatro momentos por los que pasa la relación con Joel. Los cuatro estados de ánimo por los que pasa la pareja.

A primera vista, Clementine es todo lo opuesto a Joel. Es extrovertida, alegre, vital e irreverente. Se siente atraída por él por tener una serie de características que ella querría tener. Sin cambios de ánimo repentinos, tranquilo y sobre todo por no querer dejarla de lado cuando ella se muestra tal y como es.

Kate firma, no sólo una de las mejores interpretaciones de su carrera… sino de la historia del cine. Y por supuesto, está preciosa a topete de no poder más 😛

la realización

Quienes destacan la ciencia ficción de la película y la destacan como película del género, se equivocan.

Hay algo de ello en todo lo que implica el borrado de memoria… pero en Eternal sunshine of the spotless mind, Michel Gondri en un prodigio de dirección cinematográfica nos va presentando la trama, los personajes… Narrado de tal forma que los planos, encuadres, la música… se unen en perfecta armonía. En los enrevesados saltos en el tiempo en los que se va desarrollando la trama… no nos perdemos, porque las piezas se van presentando de forma ordenada, de la misma forma en la que vemos como todas ellas van encajando.

En esta sublime historia de amor nada está dejado al azar y todo está pensado, diseñado y concebido al detalle de forma en la que las escenas, los personajes y las localizaciones que visitaremos  no solo se nos quedarán en la memoria… sino que nos ayudarán a no perdernos a lo largo de la trama.

El montaje mezcla lo que se va a borrar, con la acción en casa de Joel (Patrick y Stan, empleados de Lacuna) y Joel viéndose a sí mismo, confundido intentando entender qué está pasando.

los premios

De entre todos los premios cosechados el más importante es el del Oscar al mejor guión original, para Charlie Kaufman, Michel Gondry y Pierre Bismith.

Igualmente el BATFA (Premios de la Academia Británica de cine y televisión) en la misma categoría así como en los premios de la National Broad of Review donde recibió además uno especial “por su excelencia en el cine”.

Otro premio destacado es el de la Mejor película del año del American Film Institute (AFI); “Eternal sunshine of the spotless mind es una inolvidable historia de amor. Osadamente original y abrumadoramente romántica, esta película es tan desafiante y gratificante como el amor en sí mismo. Hoy en día no hay más genio en el guión que Charlie Kaufman, quién nos ayuda a recordar que el cine es un medio con ilimitadas posibilidades narrativas. La increíble interpretación de Jim Carrey es la fuerza central de la película, mientras Kate Winslet continúa sorprendiendo con cada mirada, con cada sonrisa. Ver la película dos veces es enriquecer el amor por diez”.

el reconocimiento

No se puede decir que Eternal sunshine of the spotless mind haya cosechado aún todo el reconocimiento que se merece. Ahora, 9 años después de su estreno podemos decir sin lugar a dudas que es una de las películas de culto de la que ha sido la primera década del siglo y que desde luego es un referente tanto de lo que fue el siglo XX, como de lo que está por venir.

La película nos muestra un mundo de fantasía poblado por personas reales. El guión y la realización, con todas sus complejidades tienen sentido en una lógica interna. Eternal sunshine of the spotless mind está plagada de ideas sobre el tiempo, el deseo, la memoria, la destrucción de la conciencia humana pero el verdadero logro de la película es que conecta todas las especulaciones en verdaderas emociones. Se sugiere que la razón por la que pensamos tanto es porque sentimos profundamente.

Hoy es San Valentín y es un buen momento para ver o revisitar esta obra maestra. Tanto si estáis enamorados, como si buscáis el amor.

Feliz San Valentín,

El fan de Joel Barish.

 
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Posted by on February 14, 2013 in CINEMA

 

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